Luz azul, luz roja y la estafa de las CFL

Luz infrarroja y sus beneficios

El tema de la electricidad y las maneras que existen de obtener luz artificial no podía escapar a las garras del Estado y su capacidad destructora.

Mires por donde lo mires, vamos a encontrar legislaciones que van en beneficio de las multinacionales y del Estado. Las primeras, al contrario de la creencia popular, no son ya entidades de propiedad privada, sino que están engranadas a las redes del Estado como integrantes del mismo. Lo que se ha producido es una estatalización de esas, otrora, empresas privadas; no al contrario aunque parezca lo más intuitivo y lógico.

El objetivo del Estado es el de conseguir beneficios a corto plazo sin tener en consideración los efectos a largo plazo ni el consumo de capital necesario para obtener esos beneficios.

No hay alternativa.

El caso de las luces de consumo humano no es ajeno a ese proceso.

El envolvimiento de los Estados públicos en este asunto es consecuente con el resto de políticas en las que está envuelto.

La luz roja penetrante es posiblemente el factor anti estrés más fundamental de todos los organismos. La deficiencia crónica de esa luz es, pienso, la mejor explicación del deterioro que ocurre con la vejez.

Raymond Peat

Luz solar y salud

Una de las causas del empeoramiento de la salud de las últimas décadas descansa sobre el hecho de que las personas de las sociedades “civilizadas” pasamos una fracción de tiempo al aire con respecto a épocas anteriores, donde nuestros ancestros pasaban buena parte del día a la intemperie.

No es de extrañar que la luz solar tuviera un importante efecto sobre las personas. Si tomamos demasiado tendemos a quemarnos. El efecto es obvio y en principio malo.

Pero, ¿Qué ocurre si no tomamos la luz del sol?

Los efectos no son tan obvios.

Bien es cierto que si estamos varios meses metidos dentro de casa sin salir notaremos un blanquecimiento de la piel. Pero es difícil ver más allá. No obstante, estoy seguro que cualquiera que hiciera algo así notaría un empeoramiento de su “humor” por decirlo de alguna manera, conforme pasa el tiempo.

La glándula pineal, la timo, y la tiroides no son ajenas a la ausencia de luz natural.

Estar al aire libre no significa solo coger la luz del sol y el día, sino estar expuesto a las fuerzas electromagnéticas que atraviesan el cosmos y que se interactúan con todos los seres vivos de este planeta.

Estar metido en una cueva significa estar alejado de todas esas fuerzas y energías, y por tanto es de suponer que nuestro organismo, que es más complejo de lo que pensamos, se resienta si nos adentramos en los territorios ctónicos de la tierra: en el reino de la oscuridad. Y creo que esa oscuridad tiene efectos más allá del mero hecho literal de estar a ciegas.

Es la contraposición del mundo demónico y el olímpico, entre la luz y las tinieblas.

Luz artificial y plantas

Hace tiempo, tenía una planta, que me habían regalado, puesta en el salón. Reconozco que nunca he sido un aficionado de las plantas y soy un desconocedor del tema. Me limité a echarle agua de vez en cuando y ya está.

La cuestión es que pasados un par de meses, la planta estaba en un estado que casi se podría considerar de muerte. Tenía apenas cuatro hojas secas y la daba por perdida.

Sin embargo, me dio por sacar la planta al balcón, donde, no sé porque pensé que estaría mejor, pues le daría más el sol y cogería algo más de aire como última esperanza para que no muriese.

Cuál fue mi sorpresa que a los pocos días de ponerla allí, empezó a ponerse verde de nuevo. Al cabo de dos meses la planta estaba frondosa hasta el punto de que desbordaba la maceta en la que vino.

Esta lección me enseñó que el contacto con las energías del cielo no es cuestión banal.

Algo parecido cuenta el doctor Ray Peat cuando fue a vivir a Oregon en los EEUU, habiendo estado en México anteriormente.

El cambiar un sitio soleado por otro “oscuro” fue algo que notó Peat a los pocos meses de hacer dicho cambio. Es más, descubrió que mucha gente que iba a vivir a Eugene, ciudad de Oregón, en pisos baratos con poca visibilidad, desarrollarían problemas crónicos de salud a los pocos meses.

Algunas mujeres desarrollarían síndromes premenstruales en su primer invierno en Eugene.

Con esto no debemos pensar que vivir en Eugene o en una zona del norte de Europa tenga que ser malo per se; aunque definitivamente es peor para unas razas que otras.

Lo que quiere decir, es que probablemente tengamos problemas de salud si vamos a Eugene y casi no tenemos contacto con la naturaleza.

Si estamos allí y pasamos buena parte del día fuera, no creo que haya ese tipo de problemas; y la cuestión es que el 90% de la gente hace una vida que es bastante de puertas adentro hoy en día, ya sea en el hogar o en los trabajos.

Beneficios de luz roja

La cuestión es, ¿qué podemos hacer para intentar corregir ese desequilibrio al no estar en contacto con el exterior, o estarlo en poca medida?

Bueno, lo ideal sería, como no, pasar más tiempo en la calle, pero dado que eso no es tan fácil, habría que buscar alternativas artificiales.

¿Y cuáles son esas alternativas?

Pues la famosa luz eléctrica (y su factura correspondiente).

¿Y qué formas de luz tenemos a nuestra disposición?

Pues a día de hoy el 99% de los hogares está usando CFLs.

Antaño se usaban las famosas incandescentes, las cuales han sido prohibidas en parte cortesía de la UE y nuestros gobiernos. Y ¿cuál es la diferencia entre ambas luces? Que las CFL son predominantes en luz azul y las incandescentes en luz roja.

Luz roja versus luz azul

Entonces, si la luz azul es mala por qué promueven los gobiernos su uso en detrimento de la roja. Pues supuestamente porque las CFL nos permitirán ahorrar energía, y además porque para los gobiernos son buenas para la salud.

La luz solar se compone de varios espectros: UVC, UVB, UVA, rango visible y rango infrarrojo.

Hay muchos estudios que indican que la luz azul resulta dañina para la salud y que es la culpable de buena parte de los procesos que aceleran la vejez y que destruyen nuestra respiración celular.

Uno de los gigantes de la ciencia del Siglo pasado, Otto Warburg, observó que la luz visible podía restaurar la actividad de los pigmentos respiratorios, enseñando sin lugar a dudas que la luz visible es bioquímicamente activa.

Gran cantidad de estudios después de los 60 enseñaron que la luz azul producía una inhibición de enzimas respiratorias y que la luz roja promovía su activación.

Cuando marineros jóvenes pasaron seis meses de manera continua en el océano Antártico, desarrollaron los mismos signos de estrés nocturno que son comunes en la gente mayor durante la noche.

Según Raymond Peat la oscuridad es uno de los factores que más contribuyen al aumento del estrés y de los procesos que más contribuyen a la vejez.

Es decir, es la oscuridad la que es perjudicial para nuestra salud.

El sueño vendría a ser una respuesta natural para intentar reducir ese daño, y el exceso de oscuridad no haría sino empeorar nuestras condiciones físicas a largo plazo.

No cabe duda, de que los meses de primavera y verano son los meses donde estamos más felices y los de invierno los más proclives para la tristeza y la depresión, y los procesos fisiológicos relacionados con el ciclo del día y la noche tienen mucho que ver con esto.

Esto me hace recordar a las explicaciones dadas en el libro de Tilak, El hogar Ártico en los Vedas, en el cual el tema noche día es central; siendo la noche cuando dominan los miedos, ansiedades y todas las fuerzas del mal.

En el libro se describe el proceso de la noche polar como una espera angustiosa por parte de los pueblos que supuestamente habitaron ahí. Pero esta es otra historia.

Los efectos beneficiosos de la luz roja en el mecanismo no es un descubrimiento nuevo.

Ventajas de la luz infrarroja

Hay estudios desde el siglo XIX que apoyan los beneficios de la luz roja, entre ellos el conocido artículo The Red Light Treatment of Small-Pox de Niels Finsen. Así mismo en 1910 se publicó un libro sobre los usos terapéuticos de las luces, donde se incluía considerable información sobre las terapias usando bombillas incandescentes.

Además hay un gran número de estudios contemporáneos que apoyan la tesis de que la luz roja es beneficiosa para nuestra salud (1).

Anteriormente disponíamos de acceso a la luz roja y a la luz azul a través de nuestro contacto con el sol.

La mayor parte de la actividad se desarrollaba fuera por lo que digamos que la humanidad estaba en equilibrio. En un tiempo récord la humanidad introdujo fuentes de luz artificiales.

Luz incandescente o fluorescente

Hasta hace no mucho, el uso de las bombillas incandescentes era mayoritario y la sociedad no estaba expuesta al uso masivo de ordenadores, móviles y aparatos eléctricos de todo tipo que son ricos en luz azul.

Al contrario las bombillas incandescentes son mucho más equilibradas, teniendo por el contrario una buena cantidad de luz infrarroja, que pasaría por ser beneficiosa para la salud.

Por lo tanto, podemos decir que hasta no hace mucho la salud de la sociedad en cuanto a la luz respecta, era bastante buena. Sin embargo con la introducción de las luces CFL y de todos los aparatos ricos en luz azul, el problema se vuelve acuciante.

Nos encontramos invadidos de luces azules por todos lados con la excusa de que son más baratas, y todo ello por mandato de los Gobiernos en connivencia con sus cachorros las “multinacionales”.

¿Si las CFL son más baratas por qué prohibir las incandescentes?

¿No debería escoger el público aquello que más le conviene?

Si son más baratas las primeras acabarían por desbancar a las segundas.

Entonces, ¿Por qué esa prisa por lanzar un decreto para prohibir las incandescentes? Parece como si hubiera algo siniestro en este plan.

En algunos países, como Argentina, la prohibición es total. Y en el resto de los países del primer mundo hay prohibiciones parciales, pero cada vez es más difícil conseguir las bombillas incandescentes.

No obstante todavía hay algún resquicio por usos industriales y demás, pero el uso de las CFL es ya masivo.

LED o CFL

Luego se está intentando introducir la alternativa de las LED, pero estas son bastante más caras que las anteriores. Y además, la propaganda y la presión normativa ha sido tan grande que la mayoría de la población se cree a pies juntillas que las luces CFL son las luces más ecológicas y más saludables. Esto, unido al hecho de la introducción masiva de móviles, tablets y demás artilugios no hace sino garantizar que el número de problemas fisiológicos hayan aumentado y yo en particular preveo que van a aumentar de manera dramática.

Todo tipo de especialistas van a tener mucho, pero que mucho trabajo por muchos años. Y sin embargo, van a encargarse de tratar los síntomas más que las causas, pues pocos dirán a sus pacientes, que deberían de dejar de usar las luces azules de manera masiva; usar terapias de luces rojas, y llevar una vida más sana.

Se dedicarán a prescribir medicinas del sistema, para curar los presuntos males de sus pacientes, pero lo único que harán será crear una solución a corto plazo con el precio de destruir aún más el cada vez más precario estado de salud del público. Pues las medicinas prescritas provocan no pocos daños a largo plazo en otras partes del cuerpo.

Es una historia de nunca acabar, como un globo que se va hinchando más y más y parece no tener fin; hasta que explote un día, y explotará.

La solución ideal para atajar este problema es caminar a la luz del día, y en su ausencia proveerse de dosis extras de luces infrarrojas. Y lo más curioso es que la mejor fuente para esto son las otrora populares bombillas incandescentes, que en una potencia adecuada (100 a 300W) y aplicándose por breves periodos de tiempo (por ejemplo 15 minutos) a zonas del cuerpo dentro de un recinto.

Estas pueden ser un buen sustituto de la luz del día para aquellos que no tienen la posibilidad de salir.

Debido a la mayor dificultad para conseguir este tipo de bombillas otras opciones pueden ser las lámparas de calor rojas, algunas bombillas halógenas y quizá ciertas lámparas de LED.

El espectro ideal según el doctor Ray Peat es de 600 a 1000 nanómetros.

El problema es que con la intromisión estatal en estos temas, creo que dentro de poco va a ser casi imposible conseguir luces incandescentes y se tendrá que acudir a las lámparas de calor, halógenas y LED. Y esto, mientras dejen a estos otros tipos de luces en paz.

Pero algo me dice que en un futuro el Estado intentará hacer mandatorio el uso de luces CFL.

Las luces CFL: una estafa monumental

¿Por qué un producto que se ha probado bastante pernicioso para la salud humana goza de la bendición de los Estados?

Pues porque es una luz sucia, con un espectro desequilibrado (luz azul y casi no roja), lo cual bastaría para desaconsejar su uso. Y es por esto que los estados están totalmente interesados en que sean estas luces las que dominen la industria. Pues a los Estados Públicos actuales solo les interesa el beneficio a corto plazo, al igual que las multinacionales que se prestan al juego gustosas.

Como el Estado no pertenece a nadie o más bien pertenece a todos, los dirigentes que están a cargo del mismo y de los departamentos correspondientes, no tienen el más mínimo interés en mantener el valor del capital que están gestionando, sino más bien de consumirlo, pues saben que pasado un determinado tiempo serán sustituidos por otros.

A pesar del pensamiento bienintencionado de la gente que piensa que los gestores de lo público obran por el bien de la mayoría, la verdad es justo la contraria. Obran por su bien propio sin considerar el cuidar el bien que están utilizando lo más mínimo. Ese bien incluye la salud de los súbditos del sistema, que a pesar de la libertad de la que creen gozar, no son más que esclavos de lo público.

Además, el hecho de que son más baratas tiene serios detractores pues hay quienes alegan que el coste de su producción en términos energéticos es tan elevado que contrarrestaría su supuesta ventaja en el ahorro de consumo, entre otras cosas. Y no es este el único problema, pues también se discute el cacareado posible reciclaje de estas bombillas, así como el mayor riesgo de incendio de las mismas cuando llegan al final de su vida útil (2).

CFL y el mercurio

Sin embargo, uno de los mayores problemas si no el que más, está que el mercurio que contienen estas bombillas es muy peligroso para la salud. Mucho más que el de los antiguos termómetros de mercurio. Aquellos, si se rompían derramaban el líquido. Si se procedía con cuidado, no había porque contaminarse.

Las CFL por el contrario liberan mercurio en forma de vapor. Pero lo más curioso del caso es que las autoridades y la industria han intentado vender que estas emisiones de mercurio son menos peligrosas que las de los famosos termómetros. Y en esto, como en casi todo no hay más que medias verdades o mentiras.

El hecho es que la posibilidad de que se rompa una bombilla es mucho mayor, pero eso es lo de menos, pues el vapor que estas sueltan al romperse es tremendamente más nocivo, ya que es más difícil de “limpiar”.

El vapor puede permanecer en la habitación por varios días y semanas.

La cantidad de vapor de mercurio en el aire iría de 25.000 a 100.000 nanogramos por metro cúbico que irían dispersados por toda la habitación.

La Agencia para la Protección Medioambiental de los mismos EEUU advierte de que no se debe exceder a una exposición de 300 nanogramos por metro. O sea, otras agencias del Gobierno americano contradicen lo que el departamento de Estado relacionado con la industria aprueba para la comercialización de dichas bombillas.

Típico dentro del caos normativo de los estados actuales.

En comparación, cuando un termómetro se rompe, el vapor de mercurio que emite es ridículo, y el líquido se puede recoger sin mayor problema.

Pero el problema, como dije antes, no es solo esto.

El problema principal radica ya de por sí en su desequilibrado espectro de luz.

Radiación UVC peligrosa

La misma Agencia Británica de Protección de la Salud ha advertido del potencial peligro de la radiación UVC, la cual es contenida en el cristal de estas bombillas.

La luz UV que contiene (azul) alcanza a los usuarios que están a varios metros de distancia, causando mayor riesgo de desarrollo de cáncer, problemas de piel y de ojos.

La misma HPA británica ha admitido que usar este tipo de bombillas en una mesa debería estar limitado a una hora al día. Y el mismo Gobierno británico promueve el uso de estas bombillas, prohibiendo incluso a sus competidoras (las incandescentes).

Más que siniestro, y más cuando las incandescentes no presentan ninguno de los problemas asociados con estas; más al contrario, puede que sean beneficiosas para la salud.

Las luces incandescentes tienen un espectro de luz equilibrado y bastante parecido al de la luz solar, con un predominio de las ondas amarillas, naranjas y rojas.

Estas longitudes de onda fueron las que usaron los humanos por los siglos de los siglos en sus descansos nocturnos con los fuegos de toda la vida, el queroseno y el gas.

Ciclo cicardiano y la luz

Todos estos tipos de luz del pasado cumplían un equilibrio más adecuado para nuestro cuerpo. Hoy al contrario, se promueve el uso de luces azules durante todo el día y la noche, y no es raro ver a la gente con el móvil chateando delante de una pantalla de luz azul a altas horas de la madrugada. Esto contribuye al mal funcionamiento de nuestro, ya de por sí, dañado ritmo cicardiano.

La cantidad increíble de luz azul a la que nos vemos sometidos hoy día influye de manera dramática en la producción de serotonina y melatonina, dándose lo que se puede decir, un auténtico desbarajuste en la producción de esas hormonas, con el consiguiente daño a la salud. (2).

Además la frecuencia del daño electromagnético de estas luces es de unos 20.000 a 100.000 Hz. En comparación las LED y las incandescentes raramente sobrepasan los 400 Hz.

Esos niveles de radiación electromagnética (3) son causa de graves e innumerables problemas como dolores de cabeza y fatiga crónica.

¿Cuál es la solución del sistema?

Ir al médico a que te recete algunas pastillas para la ansiedad. El negocio para el Estado (monstruosas seguridades sociales) y las multinacionales (farmacéuticas e industriales) es fabuloso. Pero eso sí, negocio a corto plazo.

En el futuro, como diría Keynes, todos muertos.

Peligro del cableado en paredes

Otra de las consecuencias dramáticas de estas radiaciones electromagnéticas, es que el cableado de nuestras paredes solo están preparadas para soportar 60 Hz, por lo que estas cantidades masivas de radiación se asientan en toda la pared, asimismo como en el suelo, de tal manera que al estar descalzos en contacto con el suelo, nos vemos afectados de la misma manera.

Digamos que nuestro sistema eléctrico natural está siendo “frito” de manera constante.

Este campo es otro más de todos aquellos en los que el Sistema actual ha diseñado su red maquiavélica.

La solución a todo este tipo de problemas pasa por tomar conciencia del asunto e intentar tomar medidas en la medida de lo posible, siendo la primera el intentar pasar más tiempo en la calle o en la naturaleza.

Con el paso del tiempo soy consciente de que la situación empeorará antes de cualquier mejora.

La tendencia actual de los estados es hacia una completa regulación de todos los aspectos de nuestras vidas y, a pesar de que mucha gente no lo ve, una colectivización completa de la sociedad.

A pesar de la visión predominante, no viviremos en una economía de propiedad privada, sino de propiedad pública.

No solo se hará obligatorio el uso de CFLs, sino también se prohibirá la mayoría de la carne, se fomentará el consumo de derivados industriales de soja, y se medicará por norma general a todo el mundo desde pequeño con todo tipo de aberraciones.

Dicho proceso, obviamente, no podrá ser eterno. Todo tiene un límite.

 

(1)   En el siguiente artículo se puede encontrar resumido esto en el punto 4.A Así como magnífica información y un gran número de referencias sobre el asunto: http://valtsus.blogspot.fi/2013/11/therapeutic-effects-of-red-light-and.html

(2)  http://www.greenpasture.org/fermented-cod-liver-oil-butter-oil-vitamin-d-vitamin-a/the-dangerous-fraud-behind-the-forced-use-of-compact-fluorescent-lights/

(3)  Recomiendo leer el fantástico artículo de Europa Soberana sobre estos temas: http://europasoberana.blogspot.com.es/2013/05/el-rayo-de-dios-y-el-rayo-del-diablo-ii.html

1 comentario en «Luz azul, luz roja y la estafa de las CFL»

  1. La verdadera libertad nunca será física, la verdadera libertad está dentro de nuestros mundos interiores, donde sólo nosotros mismos somos los amis del universo, allí nosotros somos creadores de mundos de acuerdo a nuestros pensamientos y creencias. Todo allí es posible, sin ningun tipo de limitación.

Deja un comentario