El Estado: el verdadero cáncer del sol

Otro de los mitos que se han implantado en la sociedad moderna es que el sol, es el causante del cáncer de piel, y por lo tanto hay que evitar la exposición al mismo.

Se ha lavado tanto el cerebro de la gente mediante la combinación de la publicidad estatal y de las multinacionales, que la gran mayoría de la gente lo cree sin vacilar.

El sol, la fuente de la vida en nuestro planeta, es malo. En su lugar tenemos que llevar cremas solares hasta para ir a comprar el pan.

Hace no mucho, la mayoría de la población de los países avanzados vivía en el campo.

Que se sepa el cáncer de piel, y la mayoría de los cánceres, era un fenómeno casi desconocido.

La mayoría de la población pasaba la mayor parte del día al aire libre y no había cánceres de ningún tipo.

Las causas de muerte eran otras bastante diferentes.

Resulta que a partir de la segunda mitad del siglo XX empiezan a expandirse los cánceres de manera exponencial. Cuanto más nos adentramos en la era del Estado democrático e igualitario y de las multinacionales, pues más cáncer hay.

Resulta que ahora, que las sociedades avanzadas se han retirado del campo y la gente pasa el 95% del tiempo encerrada en oficinas, el cáncer aumenta.

Como conclusión lógica de que la gente ahora no pasa bajo el sol ni un 10% de tiempo que hacía antes, el Estado acepta que el sol es el culpable del cáncer de piel. Que esto se lo haya creído la mayor parte de la sociedad es cuando menos curioso.

Es normal que cuando uno es adolescente se crea algunas de las mentiras e incongruencias del sistema. Después de todo te bombardean constantemente con publicidad; te lo dicen los médicos de la Seguridad Social; te lo dicen tus padres; te lo dice el colegio.

Pero cuando uno tiene ya unos años y un mínimo de lógica se da cuenta de la farsa y la estulticia que rodea a todo este asunto. ¿Por qué no lo hace el resto de la gente? Yo no lo entiendo.

El hecho de que de 1980 a 1988 el caso de cánceres de piel en los EEUU se incrementara en un 380% es bastante significativo.

¿Será que los americanos cogen más sol ahora que hace 150 años cuando se pasaban todo el día trabajando con el ganado en Texas y a pleno sol?

¿Será que ahora que están en oficinas la mayor parte del día se han vuelto alérgicos al sol?

Cáncer de piel y el sol

Allá por la primera mitad del Siglo XX existía aún en Europa la creencia de que el sol era beneficioso para la salud.

La helioterapia, o la terapia de luz era un método bastante popular para tratar y curar muchas de las enfermedades de la época.

Uno de los más famosos helioterapeutas de la época, Auguste Rollier era el responsable de varias docenas de clínicas especializadas en terapias de luz solar.

Lo curioso es que dichas clínicas estaban en Suiza, donde la cantidad de rayos UV es mucho mayor que en la costa. Pero,

¿Si según el sistema, la seguridad social y la OMS, a mayor incidencia de rayos UV más posibilidad de desarrollar melanoma, cómo es posible que ese médico helioterapeuta tuviera sus clínicas en las montañas suizas?

Difícil respuesta a esto cuando resulta que los sitios con mayor incidencia de rayos UV – montañas y zonas próximas al ecuador – son aquellos con menos incidencia de melanomas por mucho.

Melanoma y sol

Por ejemplo, la incidencia de melanomas en las islas de Orkney y Shetland, que están en el norte de Escocia, es diez veces mayor que en las islas mediterráneas.

Desde luego debe ser por el terrible sol que hay en esas latitudes de Escocia.

Lo mismo que ocurre con las latitudes ocurre con la altitud. A más altura, mayor incidencia de los rayos UV.

Pero es por eso que el doctor Rollier iba a las cotas de Suiza a curar a sus pacientes. No porque el sol fuera dañino, sino por todo lo contrario: porque a mayor altura los beneficios del sol eran más notables. En el caso de Rollier, comprobó que los “baños” en sol naciente eran los más beneficiosos.

Si la teoría oficial fuera correcta, la mayoría de la población de Austria, Tibet o Etiopía debería tener niveles estratosféricos de cáncer de piel.

Desde un punto de vista simbólico es normal que una sociedad que se ha abrazado de manera radical la filosofía del igualitarismo con sus connotaciones telúrias, ctónicas y lunares, rechace de manera instintiva aquel símbolo de las civilizaciones anti igualitarias, olímpicas y solares de antaño: el sol.

Siendo la filosofía de las masas la que es no es de extrañar que se haya podido colar tan fácilmente la noción que la exposición al sol es dañina.

Vitamina D y cremas solares

La luz del sol hace que tu cuerpo produzca vitamina D, algo que en realidad significaría que el ponernos cremas solares no haría sino entorpecer algo que de manera natural la fisiología humana creo durante cientos de miles de años. Es decir, que al ponernos cremas estaríamos bloqueando en parte la absorción de vitamina D.

Esto, dicho a la mayoría de la gente, le parece una tontería. Te mirarán con cara de incrédulos y no te harán caso, o se reirán de ti.

Después de todo, las vitaminas no son visibles. No se ven, y lo que no se ve hoy en día no tiene valor alguno.

Las campañas publicitarias del Estado y las multinacionales sí se ven, y si esas dicen que las cremas son buenas pues entonces lo son. Y punto.

La vitamina D es principalmente asimilada por la piel, y el hecho de que hoy en día estemos casi todo el día encerrados no ayuda a que asimilemos ni una cuarta parte de la misma que anteriormente.

Si además tenemos en cuenta que la vitamina D es responsable de buena parte del mantenimiento y buen funcionamiento del sistema inmunológico, no es de extrañar el pronunciado deterioro de la salud de las gentes de los países avanzados (y poco a poco de los no avanzados también).

Se ha sustituido una sociedad de gente fornida y sana, donde solo los más enfermos eran eliminados por selección natural (y gracias a que no había “rescates” artificiales como hoy en día), por una sociedad donde los sanos rescatan mediante transferencias de energía (finalmente plasmada en dinero) a los no sanos, y donde al final tenemos una sociedad en la que cada vez hay más sanos y muchos más obesos y gente con todo tipo de problemas; una sociedad de hedonistas y glotones en la que la mayoría acabarán tomando 10 pastillas cuando tengan 50 años.

Aunque parezca el culmen de la civilización, no es sino el crepúsculo temprano de una sociedad totalmente decadente.

Vitamina D y enfermedades

Si no tomamos sol nuestra producción de vitamina D no será óptima. Y si nuestra producción de vitamina D no es óptima, entonces nuestra posibilidad de desarrollar melanomas (y diabetes y “SIDA”, y cáncer, y cualquier otra enfermedad) aumenta de manera dramática.

No es de extrañar pues que se den más casos de melanomas en sitios y latitudes altas, donde apenas de el sol que no en otros sitios que están más expuestos a los rayos UV. De hecho los sitios más desarrollados, al estar en latitudes donde normalmente la incidencia de los UV es menor, son los que deberían animar a su población a que pasase más tiempo al aire libre para aumentar su producción de vitamina D. Y me temo, que la vitamina D artificial no es sustituto efectivo.

Son esas poblaciones de los países avanzados las que más han destruido su salud, con el cambio de una vida rural ya al aire libre por una vida urbana y en “cuevas” mecanizadas.

Desde luego los beneficios de la vitamina D, y por lo tanto del sol, son bien conocidos.

No es de extrañar la veneración que tenían las sociedades tradicionales por el sol.

Este les daba vitamina D, lo cual independientemente de las propiedades metafísico espirituales del mismo, es razón más que suficiente para que cualquier civilización que se considere “realmente avanzada” considere al sol como algo indispensable.

Curiosamente nuestra civilización “avanzada” lo considera como algo maligno.

Bien, esa es otra más de las razones que harán que eventualmente esta civilización “avanzada” deje de serlo dentro de no mucho. Y lo hará no porque su filosofía y su ethos no son avanzados, sino en realidad degenerados.

Sol y melanoma

El hecho es que todos los agentes gubernamentales del mundo, incluyendo todos los ministerios de sanidad apoyan la tesis de que el sol es el causante del melanoma.

¿Por qué es esto así?

¿Por qué en el momento de la historia cuando más sanidad pública hay resulta que esta da la espalda al saber popular y se vende por cuatro duros?

¿Serán las multinacionales las culpables o será acaso el sistema de administración pública sobre el que recae el peso de la culpa?

Sin duda, la mayoría de la masa le echa la culpa a las multinacionales y por tanto al mercado.

La lógica que sigue la mayoría lleva a pensar que hay que eliminar el mercado y por tanto la propiedad privada y establecer un mundo sin empresas y democrático.

Piensan que es el mercado el causante del problema y la realidad es justo la opuesta.

Era en la época donde la propiedad privada era prevalente, es decir la anterior a la era democrática, donde no había sanidad pública.

Sanidad pública y cáncer

Es mucha coincidencia que justo en la época donde hay sanidad pública gratuita nos hallemos ante tal cantidad de problemas con el tema de que las multinacionales compran a las autoridades.

En el fondo, son las autoridades las que se dejan comprar. Es más, la responsabilidad última recae sobre el sistema democrático y las autoridades, pues son estas las que tienen la última palabra.

Si fuera un sistema estable y honrado, no se dejarían comprar.

Si un sistema produce esos resultados es que ese sistema no es bueno, y la prueba será el propio colapso del mismo a su debido momento. Si fuera bueno no colapsaría.

El factor común en las últimas décadas ha sido el crecimiento de la propiedad pública. Dicho crecimiento ha sido y es exponencial.

En cierto modo no hay otra alternativa para todos aquellos que hacen actividades que intentar sobrevivir en medio de tal carrera por la construcción del estado totalitario.

Las masas se equivocan si piensan que mediante un sistema público de los medios de producción tendrán una salud mejor y se resolverán todos los problemas que supuestamente causan las multinacionales.

Será demasiado tarde.

En el momento en el que el Estado abrace a toda la sociedad, la gente se dará cuenta que el verdadero y principal defensor de cosas como que el sol es el causante del melanoma, es el estado público.

En ese momento la verdad será evidente y no habrá ni multinacionales ni mercado al que echar la culpa.

Todo a su debido momento.

Luz solar y estrés

Según el doctor Ray Peat el sol es esencial para la buena salud en general y para regular la tiroides entre otras cosas, mejorando los casos de depresión.

El hecho es que según Peat, la noche es el periodo donde aumenta el estrés y donde se da el mayor número de muertes (por ejemplo en ancianos) y problemas. Mientras que en las horas diurnas el cuerpo, al estar más expuesto a los beneficios de la luz solar mantiene sus defensas en estado óptimo.

Por lo tanto lo mejor es exponer la piel a la luz solar como mínimo unos minutos al día.

Peat argumenta que la mitocondria (responsable de la creación de energía a nivel celular) presenta signos de estrés a razón de que nos adentramos en la noche; y que recupera sus niveles adecuados conforme avanza el día. Por lo que estaríamos más expuestos justo antes del amanecer y tendríamos unas defensas óptimas por la tarde.

No es de extrañar que los marineros que pasan los seis meses de noche en algunas expediciones del ártico presenten problemas de estrés nocturno similares a los que presenta la gente mayor.

¿Melatonina peligrosa?

Al contrario que la opinión general, el doctor Peat cree que la melatonina es en realidad peligrosa y no la recomienda en absoluto.

Cree que la melatonina es la hormona de la noche y el invierno y que no debería realizarse ingestión extra de la misma. Según Peat el exceso de melatonina suprime la función de la tiroides, la fertilidad, la inmunidad y la producción de progesterona.

En general, y debido a que las sociedades modernas pasan poco tiempo fuera, recomiendo utilizar luces de espectro rojo en los meses de invierno para poder simular los efectos terapéuticos del sol en la medida de lo posible.

Hoy en día hacemos lo contrario que se hizo durante casi toda la historia.

Pasamos la mayor parte de horas encerrados en cuatro paredes rodeados de energía electromagnética inmunda y con luz artificial, y cuando queremos coger sol nos vamos a la playa a pasar varias horas, normalmente al mediodía, para ponernos negros como lagartos.

En la antigüedad (y prácticamente toda la historia de la humanidad conocida) se pasaba la mayor parte del tiempo al aire libre, y se intentaba evitar la exposición continuada al sol del mediodía.

En caso de no ser posible evitar estar expuesto a las horas solares más fuertes durante mucho tiempo, se usaban atuendos para atenuar en lo posible los dañinos efectos de una insolación prolongada.

Es decir, el mundo al revés.

Actualmente se es consciente de que pasar 4 horas seguidas de 12am a 4pm al sol del ecuador sin protección, puede ser bastante dañino; sobre todo para las personas de piel fina.

Esto ha sido en parte usado por las multinacionales de la cosmética para vender al público que las cremas son necesarias y que el malo es el sol.

Las autoridades sanitarias se venden sin el más mínimo escrúpulo y la práctica totalidad del sector médico mundial acepta esta verdad.

Es como si en el fondo supieran que dichas prácticas van a llevar un aumento de los casos de cánceres y con ello van a tener un gran futuro económico: por un lado las multinacionales con la venta masiva de productos; y por otro lado las seguridades sociales del mundo con un número creciente de casos de cáncer supuestamente causados por el sol, pero que en realidad lo son por las mismas cremas que sus aliados las multinacionales, venden.

Un negocio redondo y diabólico.

Una búsqueda del beneficio a corto plazo muy en sintonía con el abrazo del mundo actual de la filosofía colectivista y democrática, donde todo se mide por el corto plazo y las premisas para la vida son el consumo de capital extremo. Capital heredado por supuesto (el cual tiene un fin ya que no puedes consumir más de lo que produces por tiempo indefinido). Se sustituyeron sociedades de propiedad privada, como las tradicionales de antaño, donde el respeto a la naturaleza era infinitamente mayor, por sociedades de propiedad pública, como las democráticas actuales, cuyo ethos significa en la superpoblación descontrolada y la falta de mesura en todas las cuestiones.

No es de extrañar que nos dirijamos a toda velocidad al totalitarismo colectivista final.

A pesar de estar disfrazado de capitalismo, dista mucho de ser una filosofía que tenga la conservación y mejora del capital como objetivo.

La filosofía actual vive de un capital heredado fabuloso, que mediante un cambio de opinión pública ha convertido lo alto en bajo y lo bajo en alto.

 

Información extra: sobre vitamina D, consultar este artículo de Mercola o la web en general

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