Acidos grasos esenciales ¿Son tan buenos cómo nos dicen?

Desde hace varios años fui un consumidor fiel de las famosas Omega 3. Pocos productos son más promovidos de manera masiva como este.

Las ves hasta en la sopa.

Pocas personas no las habrán consumido ya, y la tendencia en su consumo va en aumento.

El boca a boca surge su efecto y así  llegaremos al momento en que este aceite forme parte de la mayoría de los suplementos de la población mundial, si los planes del Sistema no se tuercen antes claro.

Yo ya las dejé de tomar hace tiempo.

Salud y Omega 3 y 6

Mi salud está ahora mucho mejor que por aquella época en la que los estuve tomando, siguiendo la recomendación de la muchos de los gurús de las dietas paleo y semipaleo: Mercola, Sisson, Jaminet.

A mí me bastó con leer un estudio de Paul Jaminet (1) para dejar de tomar esos ácidos.

En ese artículo Jaminet habla sobre el más que probable hecho de que el aceite de pescado en cápsulas se vuelva rancio al poco tiempo de ser procesado y que en comparación la mejor manera de ingerir grasas omega 3 para equilibrar los omega 6 es, como no, mediante la ingesta de salmón o sardinas. Comida de toda la vida, vamos.

Lo que ocurre es que la industria de las cápsulas es muy lucrativa y está al alza.

No van a reconocer que su producto no funciona tan fácilmente. Todo lo contrario, lo van a promover hasta la médula. Y en cierto modo tendrán vía abierta para ello: al ser grasas vegetales y por tanto, supuestamente, esenciales, creo que tendrán el apoyo incondicional del Estado por mucho tiempo.

No obstante, se supone que son beneficiosas para combatir el colesterol; uno de los demonios de la era moderna.

Los famosos ácidos grasos esenciales (2) son el linolénico (omega 3) y el el linoléico (omega 6). Prácticamente todo el mundo da por hecho de que estos son grasas esenciales; que hay que proveerlas al organismo pues éste no puede sintetizarlas. Por lo tanto, desde el descubrimiento de este milagroso concepto, hace ya varias décadas, el consumo de grasas esenciales o poliinsturadas ha aumentado de manera masiva así como también la desastrosa salud de la población en los países industriales.

Los sistemas públicos de salud han crecido en tamaño de manera exagerada, aunque la gente parezca no advertirlo ni preocuparse por ello.

El número de medicamentos que toma la población se ha multicado por 100.

Y cuanto peor está la salud de la gente, más se promueve el consumo de grasas vegetales y omegas de todo tipo. Es como una burbuja que crece y crece y no puede dejar de hacerlo porque forma parte de su funcionamiento orgánico, hasta el colapso final.

En la mayoría de las webs (3) que busquemos ya sea en inglés o español, nos dirán que las grasas poliinsaturadas son buenas, que bajan el colesterol malo y que suben el bueno. Nos dicen que son las mejores a la hora de rebajar el colesterol malo y que por tan to su consumo ha de ser promovido; por lo tanto habrá que comer más nueces, granos integrales y las estrellas del sector (sobre todo para las multinaciones y sus beneficios): la soja, el maíz y el girasol.

Según la opinión mayoritaria las grasas saturadas son las que causan el colesterol malo y por lo tanto hay que disminuir su ingesta considerablemente.

Al menos, todo hay que decirlo, los medios de masas reconocen que las grasas trans son perjudiciales, pero claro, porque supuestamente afectan a su demonio particular: el colesterol.

Sobre el colesterol ya hablaré en un futuro en algún artículo, pues es un tema central en la salud de las sociedades actuales; tema sobre el que gira buena parte del empuje del sisetma hacia la conversión de la sociedad hacia un estado más vegetal, por decirlo de alguna manera.

Grasas esenciales y un poco de historia

En 1929 la salud de los norteamericanos y europeos era inmensamente mejor que hoy.

Había muy pocos casos de diabetes y de colesterol, por no decir que el SIDA y esas cosas de autoinmunodeficiencia no existian (qué casualidad que hayan aparecido en la era industrial luego de algunas décadas de introducción en las dietas de grasas poliinsaturadas y también del consumo masivo de drogas sintéticas).

Pero claro, ahí no había negocio.

El Estado en los EEUU y en Europa era muy pequeño.

No había recetas, ni Seguridad Social, ni negocio en ello.

Sin embargo, bastó el estudio de unos investigadores estadounidenses, George and Mildred Burr, para lanzar al estrellato el concepto de grasas esenciales.

Las multinacionales de la alimentación, como no, se lanzaron a la promoción del concepto.

Por fin, ya se tenía la premisa cinetífica para expandir un negocio fabuloso: la elaboración y producción de grasas poliinsaturadas. Las grandes multinacionales podrían producir de manera más barata este tipo de productos y venderlos al público.

Estas grasas no mataban a nadie inmediatamente, al menos al comerlas, y por lo tanto con un poco de marketing se pudieron hacer un hueco en el mercado en detrimento de los alimentos más tradicionales del pasado. Se pudo vender a las masas lo beneficioso de unas grasas que antes se consumían de manera residual.

Gran negocio para las multinacionales de la alimentación en un principio, y posteriormente para las farmacéuticas y el Estado cuando las enfermedades coronarias, colesterol, etc, empezaron a propagarse como los hongos.

Mantequilla saturada o insaturada

La mantequilla pasó a ser el demonio, hay que consumir margarina. Freir en mantequilla es un sacrilegio, hay que freir en aceite de maíz o girasol.

La soja industrial se introdujo poco a poco hasta llegar al día de hoy que podemos ver cantidades demenciales de soja en las estanterías de los supermercados, entre otras cosas en forma de leche.

Hasta donde hemos llegado.

El efecto estrogenizador en la población es evidente, sobre todo en la masculina.

«Los Burr publicaron un estudio en el que reclamaron que las grasas insaturadas y específicamente el ácido linoléico, eran esenciales para prevenir una enfermedad específica que envolvía caspa, dermatitis, crecimiento retardado, esterilidad, y degeneración del riñón» Ray Peat

Bien, lo que ocurre es que esos síntomas bien podrían ser causados por deficiencia en algunas vitaminas y minerales en algunos de los individuos del estudio; en particular vitaminas B.

Investigadores en el Clayton Foundation Biochemical Institute de la Universidad de Texas demostraron que los Blurr estaban equivocados al citar la ausencia de grasas poliinsaturadas como causante de los nefastos síntomas.

La verdadera causa fue una deficiencia de vitamina B6. Pero este estudio fue enterrado entre la miriada de estudios médicos del mundo. La base estaba bien establecida para la propagación de la idea. Ya no había vuelta atrás.

Es curioso que tanto en la realidad como en diversos estudios se pudo ver que los animales en cuyas dietas los ácidos grasos esenciales estaban ausentes o poco presentes, tenían un ratio metabólico alto, sus necesidades nutritivas eran incrementadas, tenían mayor resistencia a muchas causas de enfermedad y muerte; son más resistentes a los cambios bioquímicos y celulares vistos en la vejez, demencia, autoinmunidad, y los principales tipos de inflamación.

Metabolismo lento, grasas

Si eres un perezoso y comes bastantes grasas poliinsaturadas pues tenderás a tener un metabolismo lento, sin embargo las personas no estamos diseñadas así.

Lo natural es estar con energía y ánimos. Y eso no se puede conseguir con un metabolismo bajo. De ahí a la cada vez peor salud de Occidente, a pesar de lo que los medios del sistema nos quieran hacer ver.

Una dieta alta en grasas poliinsaturadas no es muy compatible con un metabolismo óptimo. Sin embargo, dichas grasas son necesarias para organismos que viven en sitios con muy bajas temperaturas y metabolizan de manera lenta, como por ejemplo pescado y vegetales.

Las grasas saturadas solidifican fácilmente en bajas temperaturas por eso no las veremos en los salmones de los mares del norte.

Digamos que para entrar en estado de hibernación (metabolismo bajo) las grasas poliinsaturadas son óptimas. Pero, ¿Quién quiere hibernar? No todos somos Walt Disney.

Dieta para esquimales

Uno de los primeros exploradores de los hielos polares, un sueco llamado Vilhalmur Stefansson, sobrevivió un iniverno entero luego de comer casi exclusivamente carne de caribú mientras la mayoría de los otros exploradores, que contaban más en vegetales y frutas, murieron.

Stefansson observó que los esquimales parecían tan viejos a los 60 como los europeos a los 80. Los esquimales comían grandes cantidades de pescado y otras grasas insaturadas. Una vejez acelerada es la consecuencia de esto.

Con ello no quiero decir que los esquimales tuvieran peor o mejor salud ni criticar su dieta. En cierto modo es lo que tienen disponible en esas tierras, y debido a la frialdad de su ecosistema no les viene mal. Y mucho menos teniendo en cuenta que la procedencia de dichas grasas era natural. Más problema tendrán ahora los descendientes de esos esquimales en una dieta industrial, utilizando soja en casi cualquier alimento manufacturado que consumen.

Las grasas poliinsaturadas (PUFA) aumentan la serotonina y perjudican la tiroides. Cuando grandes dosis de estas grasas son administradas podemos esperar que como consecuencia la temperatura corporal descienda varios ºC.

El estrógeno promueve el funcionamiento pernicioso de las PUFAs y así mismo éstas incrementan el estrógeno. El mismo estrógeno tiene como uno de sus efectos el bajar la temperatura corporal y hacer que el cuerpo deje de producir energía de oxidación eficiente.

La publicación de los Blurr puede mirarse como un caso más en esta carrera por la autodestrucción y del beneficio a corto plazo en la cuál está inmersa la sociedad actual.

El hecho de publicar un estudio reclamando la esencialidad de unas sustancias sin demostrar que los muchos experimentos que clamaban lo contrario hechos hasta la época estaban equivocados, no parece una aproximación muy científica.

Mucho menos demostró nada sobre los estudios previos demostrando que dichas grasas eran dañinas en gran medida.

El simple hecho de que un beneficio rápido estaba a la vista: desde el punto de vista de la industria, enterró para siempre todos los datos científicos que durante años se habían hecho de lo dañino de tales grasas.

Pero lo peor no fue eso, sino el sentar el dogma y una barrera infranqueable para cualquier futuro estudio de que las grasas poliinsaturadas son dañinas para el ser humano. O mejor dicho, no son eficientes en una metabolismo sano. Si quieres hibernar, entonces son lo tuyo.

1. http://perfecthealthdiet.com/2010/06/fish-not-fish-oil-capsules/

2.http://www.botanical-online.com/medicinalesacidosgrasosesenciales.htm

3.http://alimentacion-salud.euroresidentes.com/2007/07/grasas-buenas-y-grasas-malas.html , http://www.vitonica.com/alimentos/acidos-grasos-poliinsaturados-lo-que-tienes-que-saber

Referencia adicional.

http://raypeat.com/articles/articles/unsaturatedfats.shtml

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