Cuba, socialismo y la hiperinflación eterna

Hace tiempo estuve en un mercado de agricultura local de fin de semana con un buen amigo.

Como todos los mercados de este tipo, el mismo tiene unas franjas de precios donde los agricultores han de basar los suyos.

No pueden salir de ciertos parámetros.

Es una especie de “control de precio”, pero que no deja de ser simbólica en el sentido de que el sistema de precios de productos alimenticios todavía funciona, digamos al 50%, es decir, al menos algo.

De esa manera, todavía queda un poco de mecanismo de mercado, gracias al cual nuestras sociedades europeas pueden mantener a duras penas su nivel de vida (1).

El mercado en general, los productores, Mercadona y las demás cadenas son las que marcan los precios a seguir al resto del sector, el cual es, como dije antes, un 50 o un 70% libre. Y esto lo digo, porque como todo el mundo sabe, la agricultura está subsidiada en Europa (como casi todo), así como la producción, en parte, regulada. Pero, todavía tenemos el mecanismo de funcionamiento de mercado, al menos en la comercialización minorista.

El día que quiten ese mecanismo, y se pongan a hacer decretos de precios de mercado, estaremos jodidos de verdad.

Volviendo al asunto del mercado, no sé cómo pero salió el tema de Venezuela y Cuba.

Que en Venezuela escasea el papel del baño lo sabe todo el mundo que tiene conocidos o familia de Venezuela o quien lee la prensa independiente.

El que ve los noticiarios oficiales no se enterará porque esas cosas no salen ahí. Como si hubiera una especie de pacto secreto para no sacar esas cosas.

Mi amigo me dijo que al menos en Cuba “la cosa era más sana”. Yo me quedé estupefacto y le dije: “no, al contrario. La cosa no es más sana sino mucho peor.

No pienses que porque todo el mundo “tenga trabajo” hay menos corrupción que aquí. Es más, Cuba vive una hiperinflación eterna, o sea, la escasez de productos y la desconfianza de la divisa nacional son comunes en Cuba y en cualquier país con hiperinflación”.

A mi amigo le costó entender mi concepto de hiperinflación o escasez, pero creo que al final comprendió algo.

Mi amigo es sabedor de la situación dantesca que vive España, y sabe bien que la misma es consecuencia de la mentalidad consumista del país y del Estado mastodóntico que se ha montado en las últimas décadas.

Socialismo de Cuba

Donde no le falta razón es en el hecho de que en Cuba, al menos puede haber algo más de “justicia” en el sentido de que allí todo el mundo es, en teoría, más o menos, funcionario.

Allí el enfermero cobra 30 € al mes y el operario cobrará 15, 20 o así. La diferencia, siendo grande, es “aceptable”.

El lema subyacente es “ya puestos, que llueva” ó “miserables todos” u “o todos o ninguno” (haciendo referencia a todos funcionarios o ninguno). Lema que en el fondo tiene algo de verdad.

El ejemplo dramático de este país nos viene siempre que recordamos un gimnasio de boxeo al que solíamos ir.

Había un chaval (hombre) de unos 35 años que estaba trabajando como monitor allí al menos ocho horas al día. Un tipo de 1,85 y 80 kilos en plena forma.

Un hombre, que de haber nacido 100 o 1.000 años antes en España, cobraría el equivalente a 2.000 o 3.000 euros, gracias al poder de su espada o su azada.

Algo que es natural y lógico.

En la España de hoy no. Ese hombre nos confesó un día que el dueño del gimnasio le pagaba 300 euros al mes. Que era eso o nada.

Lo primero que le viene a la cabeza (condicionada por el sistema) a la gente, es que el empresario es un explotador (eso es lo que quieren que creas), cuando la realidad es que me pregunto cómo haría el dueño de aquel gimnasio para pagar el alquiler, hacienda y dar de comer a su familia con las cuotas generadas más algún que otro combate.

Creo que para conseguir eso tendría que hacer auténticos malabarismos monetarios.

El hecho es que mi amigo siempre me saca el ejemplo de algún bedel de ayuntamiento que conoce que entro por conocer a “este” o “aquel”, que cobra 1.500 por catorce pagas (21.000 netos al año). O también me recuerda un enfermero conocido de ambos que cobra 2.000 (28.000 netos anuales), el cual, siempre que paso por la zona del centro médico, hay bastantes posibilidades de encontrarlo en la cafetería en la calle “desayunando”.

Claro, por un lado tenemos al 50% de los jóvenes sin trabajo. De los que trabajan, la mayoría por los mil euros.

Tenemos a hombres jóvenes en la plenitud de su fuerza y virilidad cobrando 3.600 euros netos anuales.

Y, tenemos funcionarios cobrando 18.000, 21.000, 28.000, 35.000 y 50.000 netos al año. Funcionarios que son cuatro veces superiores en número a hace 35 años.

Ante tal situación mi amigo se queja, y no sin razón. La situación es de una injusticia total.

Dicha situación requiere de una solución, evidentemente.

La de Cuba, la que propone mi amigo, es más “justa”. En esa solución, todos somos funcionarios.

El chaval del gimnasio pasa a cobrar 20 euros mensuales, el chaval del ayuntamiento también, y el enfermero (diplomado) 30.

Así, la cosa es más “sana”.

Bueno, es más sana en cuanto a las bases de la población, es decir el 100%, la cual sería igual de miserable. Pero no es más sana porque habría el 1% restante de la población, que controlaría el gobierno de manera feudal, la cual acabaría siendo una verdadera élite, cuya diferencia salarial y no salarial con la masa sería de un orden infinitamente mayor. Algo así como los Castro en Cuba, los cuales tienen no se sabe ni cuantos millones de dólares a saber dónde, y el típico cubano que apenas tiene 2 dólares para ir gastando “al día”.

La diferencia es 1.000 veces superior a la que hay en las sociedades occidentales hoy en día. ¡Y la diferencia que hay aquí es impresionante!, pero una nimiedad comparado con la que hay en Cuba. Diferencia que adquiere su grado más desagradable cuando comprendes que no es solo monetaria, sino de casta y “poder duro”.

Problema, reacción, solución

El hecho es que, además de que la sociedad cubana es “más justa”, la misma vive en una hiperinflación eterna, al igual que el resto de las sociedades que transitan por el camino comunista/socialista radical.

No es que haya una inflación de 1.000.000% mensual en Cuba. No. Lo que ocurre es que sencillamente no hay mercado. O sea, el mercado oficial es de una escasez eterna.

En ese sentido la hiperinflación de Zimbabue y la de Cuba no difieren mucho.

Durante la hiperinflación en Harare nadie confiaba en la divisa nacional. En Cuba, nadie confía ni ahorra en la divisa nacional. La misma es una basura que no quiere ni su gobierno. Una de las fantasías típicas del mundo comunista.

La tasa de ahorro en Cuba es cero, al igual que lo era en Harare. El único ahorro que hay en Cuba es en dólares, y más bien para comprar algún artilugio en el mercado negro. Nada de ahorro para inversión ni cosas de esas.

Los comunistas de España, Francia, Italia y Europa en general, nunca invirtieron sus ahorros en dólares de Zimbabue, ni tampoco en rublos de la Unión Soviética o pesos cubanos.

Los comunistas europeos son comunistas y europeos, pero no son tontos. De boca afuera son los más comunistas del mundo, pero de boca para adentro son los capitalistas más acérrimos.

La regla básica de los países hiperinflacionarios y de los comunistas es que nadie con un poco de cordura invierte sus ahorros (frutos de sus esfuerzos) en dichas divisas. Da igual si era Cuba, la China comunista, la Unión Soviética, la Rumanía de Ceaucescu o Corea del Norte. Da igual si hubo “embargo” o no. El hecho común es que nadie compraba las divisas de esos regímenes, ni mucho menos nadie pensaba en emigrar a los mismos.

Los mercados de productos en Cuba no son muy diferentes a los de Harare. Básicamente podrás encontrar muy pocas cosas. La característica esencial es una escasez general para la gran masa de la población. Solo los ricos (los miembros del gobierno y turistas) pueden comprar cosas de “lujo”, las cuales son adquiridas en el mercado negro, tanto en Cuba como lo eran en Harare.

Las economías comunistas son economías de estanterías vacías permanentes. Encontrar proteínas de calidad para la familia media es muy difícil.

Las sociedades en hiperinflación tienen el mismo problema: estanterías vacías permanentes.

La característica fundamental en ambos casos es el mercado negro, el dólar, el oro o la divisa correspondiente a lo largo de la historia.

O sea, que Cuba es la “solución”, sí. Pero, no la solución verdadera, sino la falsa. La que quieren hacernos creer que es la que nos conviene.

Así funcionan los maestros del socialismo. Se condiciona a la población, se crean problemas (causa del socialismo), y se da una “solución”, que no es más que mayor socialismo. Y vuelta a empezar.

Hasta que no quede más “capital”.

Digamos que, hasta que, como diría Guénon, se haga en su plenitud “El Reino de la Cantidad”.

 

  1. El día que los socialistas y totalitarios se hagan con el control de Europa totalmente, entonces dejaremos de tener ese nivel de vida.