Usura e Interés

Si prestas dinero a mi pueblo, a los pobres entre vosotros, no serás usurero con él; no le cobrarás interés.

Éxodo 22:25

Es éste, uno de los temas más espinosos que se puedan tratar. Pero, ¿qué es la usura? Hay quienes consideran la usura como cualquier préstamo con interés, tal como era la postura de la Iglesia en sus orígenes y hasta no hace mucho, recordando Santo Tomás que toda usura es injusta.

Usura e Iglesia

Más tarde, con el advenimiento de la prosperidad material y las escisiones en la Iglesia Europea se llegó a la actual consideración de la usura como el prestar a un interés excesivo, y por lo tanto se abrieron las puertas “legales” y morales para la paulatina instauración del negocio prestamista.

Sin embargo, el hecho de que la Iglesia prohibiera los tipos de interés en el crédito no hizo que el mismo dejara de existir.

Podemos decir, que en los primeros siglos del cristianismo europeo, durante y luego de la caída del Imperio Romano, los tipos de interés “reales”, es decir los del mercado negro, eran muy altos.

Algo similar podemos ver en los tipos de interés soviéticos, basados en moralismos asentados en lo que es aparentemente “justo”.

Por ejemplo, en los primeros años después de la Revolución, se sucedieron episodios hiperinflacionarios donde los tipos de interés estatales estuvieron entre el 144 y 204% (Homer y Sylla; «Historia de los tipos de interés»), mientras que en el mercado negro dicho rango fue aproximadamente entre 360 y 720%.

Lo mismo se podrá ver en cualquier situación en la que gobiernos moralistas impongan dichos límites en los precios de mercado, entre los que están los tipos de interés como no; ya sea una restricción total o una parcial con tipos máximos.

Usura y Estado

Lo mismo podemos ver hoy en día en Venezuela, donde un gobierno cargado de retórica de “justicia” no hace sino vilipendiar a los “especuladores” y “usureros”, donde sus ciudadanos han de acudir al mercado negro para comprar a un precio doble o triple al del mercado porque no tienen la fortuna de pertenecer a los privilegiados círculos oficiales del gobierno. Y sin embargo, dicho gobierno que no se cansa de vilipendiar a la “usura” no duda en acudir a los mercados financieros a financiarse a tipos no bajos precisamente y bajo condiciones muy duras.

Así mismo no renuncia a la actividad crediticia.

Aquí ya vemos un ejemplo de lo que las masas entienden por usura cuando se les encienden los corazones por la envidia.

La usura está mal si la ejerce un ciudadano privado pero bien si la ejerce el Estado.

Los ingenuos no entienden que están siendo utilizados.

usura interés
Jesús echando a los usureros del templo

 

Nótese que el término despierta una sensación de repulsión intuitiva.

La mera mención del término basta para que se enciendan las más profundas pasiones.

Hemos de reconocer que el término no suena bien, pero lo mismo podemos decir de capitalista o fascista; y no obstante hay algo que no cuadra en el asunto.

Cierto es que hay “usura” y usureros malos, pero podemos decir que no creemos que toda la “usura” sea mala.

Ello depende de una actitud; de una aproximación al asunto.

Demonizar el préstamo con interés  de base es como demonizar cualquier actividad comercial. Y bien sabemos que las actividades comerciales acaban casi siempre en corrupción, pero no por ello todos los hombres que ejercen estas actividades son malvados.

Es como una espada o una piedra.

La piedra o la espada no son “malas” sino quién y por qué las usan para causar daño en otros: por ejemplo aquellos movidos por la avaricia de apropiarse de lo de otros.

Eso sí es reprochable. Y eso lo entienden bien los sacerdotes del Maligno desde la antigüedad.

En este sentido, es cierto que los hombres de bien no estarán especialmente interesados por naturaleza en el desarrollo de dicho tipo de actividades, las cuales suelen acabar en manos de aquellos más predispuestos a dejarse ganar por la avaricia.

Usura, crédito e historia

Podemos estar seguros de que el crédito es tan antiguo como la humanidad misma. Con total seguridad muy anterior a la industria, la banca e incluso la acuñación de moneda.

Cierto es que en pequeñas comunidades o clanes, los préstamos iniciales tendrían con casi toda seguridad un carácter “gratuito” y familiar. Además serían préstamos o transacciones en especie: semillas por fruto; animales por leche. Es posible que solo en situaciones de un comercio más o menos avanzado entre diferentes comunidades, con un número suficiente de participantes y mercados aparezcan los mecanismos crediticios. Sabemos que las primeras civilizaciones (de la historia conocida) sabían bien lo que era el crédito.

Esto lo podemos ver en el código babilónico de Hammurabi del 1800 A.C. donde diferentes códigos sobre la regulación del crédito, y donde se pueden ver tipos máximos de interés al 33%.

Si esto ya existía en esa manera en esos escritos podemos hacernos una idea de lo antiguo del asunto, al menos desde el punto de vista de la “civilización”.

A pesar de que la moralidad hacia la usura se ha relajado mucho en los últimos siglos la animadversión hacia la misma no ha desaparecido; y lo que es más, está aumentando, como por otra parte es el camino lógico de los ciclos históricos.

Uno de los confusos ejemplos de la época moderna que critican la usura lo tenemos con los movimientos nacionalsocialistas y fascistas del Siglo XX.

Usura y socialismo

Los mismos tenían como una de las bases de su ideología la abolición de la usura, o en otras palabras del préstamo con interés. Y no obstante, una vez llegados al poder, (al igual que la URSS que a pesar de demonizar el interés nunca dejó de tener un sistema crediticio) no observamos la desaparición de la institución del crédito. Ni siquiera ocurrió una nacionalización de las finanzas nacionales.

El sistema de crédito continuó existiendo, por razones evidentes (1).

La figura que más influyo en la ideología social económica de Adolf Hitler fue Gottofried Feder, el cual pertenecía al Partido Alemán de los trabajadores. Feder era un enemigo declarado del interés y de la economía capitalista individualista.

El programa del NSDAP elaborado por Feder incluía un ataque fundamental contra la institución del crédito y el interés.

Hitler destacó algunas partes de ese programa como las siguientes:

Romper la sumisión al interés es nuestro himno de batalla.

La esclavitud del interés es la expresión real de los antagonismos, capital versus trabajo, sangre versus dinero, trabajo creativo versus explotación. La necesidad de romper esta esclavitud es de tal importancia para nuestra nación y nuestra raza, que de ello dependen nuestras esperanzas para volver a renacer de esta vergüenza y sumisión; de hecho, la esperanza de recuperar la felicidad, la prosperidad y la civilización en el resto del mundo; ello es mucho más que la mera necesidad de una política financiera.

Nuestro principio financiero: la Finanza debe existir para el beneficio del Estado; los directivos financieros no deben formar un estado dentro del mismo estado. Por lo que nuestro objetivo es el romper la esclavitud del interés.

Nacionalización del Reichsbank y las casas emisoras, que prestan con interés.

Y sin embargo, una vez en el poder el interés continuó existiendo.

¿Por qué?

Pues porque una cosa son los deseos por una justicia y moralidad suprema y otra cosa es la realidad.

También el beneficio era malo según la política del NSDAP, pero tampoco eliminaron el funcionamiento empresarial del sistema.

Lo que quizá entendió Hitler al entrar al poder que eliminar el interés y los beneficios por decreto significaba la conversión de Alemania en una economía Soviética; precisamente lo que querían sus enemigos.

El enemigo, no era pues el interés, el crédito o el beneficio, sino otras cuestiones, llamémoslas el Sistema.

En buena parte de las cuestiones concernientes al abuso de los banqueros con respecto a la nación alemana tenían razón.

Mal uso de la usura

Alemania y el mundo estaba siendo usado por una élite mundial con absoluto control de las finanzas y con una agenda política bien definida que incluye la destrucción y desaparición de la misma Alemania y los alemanes, o mejor dicho, de su sangre germánica; siendo “alemanes” un constructo social tardío, y constituyendo la “sangre” el origen del asunto.

Usura y Segunda Guerra Mundial

No era, y no es, una cuestión de “capital contra trabajo” sino de honradez contra vicio, verdad contra mentira, o mejor dicho: igualdad (desigualdad ante la ley) contra libertad (igualdad ante la ley).

Feder fue llamado Secretario de Estado para asuntos económicos cuando los nacionalsocialistas ascendieron al poder en 1933, pero sus esfuerzos por implementar un programa estricto de abolición de interés fallaron, según algunos torpedeados Hjalmar Schacht, el cual se dice que era Masón.

No obstante pensamos que la verdadera causa de la no implantación estricta de un sistema “puro” socialista que abole el interés y el beneficio significa de facto la abolición completa de la propiedad privada y la instauración directa del plan maestro final del enemigo: el Estado público total; lo cual ya existía en la URSS, estando ésta controlada completamente por las mismas élites financieras mundiales; sí la URSS era un estado marioneta controlado por iluminados, masones y cabalistas de las altas esferas mundiales, y un modelo similar es el que espera a Occidente, para placer de los anteriores.

Lo que sí consiguieron los nacionalsocialistas fue desmantelar el control de la élite financiera cabalista mundial en su territorio, aunque para ello tuvieran que efectuar un férreo control estatal.

La única manera de realizar esto, en las condiciones del momento, o en el presente es mediante una dictadura férrea. Esto está lejos de ser lo que un defensor de la libertad apoye, pero el mal que se intenta extirpar es tan grande que con gusto se acepta la elección del mal menor.

Era, y es, necesaria la destrucción del sistema democrático igualitario, y falsamente defensor de la propiedad privada (salvo la de la élite), fácilmente controlado por los cabalistas; y para ello, un control más o menos directo de las finanzas por el estado es requerido, al menos a corto plazo.

Aunque creemos que no será este el camino que seguirán los acontecimientos eventualmente. La construcción de la utopía mundial está muy avanzada ya; solo un vuelco metafísico o espiritual es posible.

Ezra Pound y la usura

Ezra Pound, el famoso poeta americano exiliado en la Italia fascista y acérrimo defensor de las políticas fascistas, era conocido por su odio contra la usura a la que consideraba totalmente anti natural y comparable a la sodomía.

Al igual que los teóricos nacionalsocialistas de la época supo ver el camino por el que iba el mundo, totalmente dominado por una élite financiera global con fuertes lazos que iba acrecentando su poder con el paso de los años.

En una de sus obras, Crédito Social, basada en las ideas de C. H. Douglas, dijo lo siguiente:

La propiedad nunca ha hecho ningún daño; es el maligno capital, el que refugiado junto a la propiedad, ha jugado sucio con el mundo.

La cuestión no es tan sencilla.

La propiedad sí ha causado daño, pero no en el sentido profundo del término, pues bien sabemos que el origen de todo orden, libertad y justicia reside en la propiedad.

La historia humana está marcada por una destrucción paulatina de los derechos de propiedad, dentro de la cual la última etapa democrática es la más desgraciada (antes de la fase soviética final); pues en ella la propiedad privada solo lo es de nombre.

Dicho esto volvamos a lo primero, y es que la propiedad privada también es causa de mal, y esto lo decimos porque sabemos que no todos los hombres son iguales, y bien sabemos que hay hombres y grupos de hombres que han usado, y usan, la misma para la instauración de un plan diabólico (literalmente).

Hay aquellos, la mayoría, que usan la propiedad para el bien: se dedican a producir y a servir con toda honradez, humildad y por propia voluntad, la fuente del verdadero amor.

Sin embargo están aquellos que hace mucho tiempo descubrieron que podrían usar la propiedad privada para, mediante la mentira, la manipulación y el soborno, conseguir más riquezas y placeres materiales.

Estos comprendieron que la mejor manera de eso era la instauración de sentimientos de igualitarismo en los ingenuos, y que una vez instaurados sería fácil encaramarse en los más altos puestos de la sociedad mientras sus siervos se pelean y matan en peleas entre hermanos y elecciones democráticas ridículas.

Para ello, no obstante, han requerido de la colaboración de sus víctimas y de que éstas cayeran en la ilusión del igualitarismo.

Las élites promueven el igualitarismo mediante un programa masivo de lavado de cerebro a nivel mundial y las masas lo van comprando poco a poco, con no poca colaboración como hemos dicho.

Algo similar ocurre con la “usura”, o, como preferimos llamarlo debido a las connotaciones negativas de la palabra, el interés.

Está claro que el préstamo sin interés proviene de la bondad; es más diríamos que el regalo es aún mejor.

Pero repetimos, ello solo es loable si viene de la propia voluntad y de lo profundo de nuestra conciencia.

Todo aquello que venga por coerción y por la fuerza, típico de las instituciones socialistas no puede ser sino lo contrario a la propia voluntad, al amor y por tanto no son otra cosa que el mismo mal.

Esto lo comprendieron también perfectamente las élites cabalistas de todos los tiempos, por eso nunca dudaron en aceptar el préstamo con aquellos que no son sus hermanos, sabiendo que el control de las finanzas era la llave para el futuro control de la humanidad.

Algo similar ocurrió en la Edad Media, ya que debido a las prohibiciones eclesiásticas, la cultura de préstamos desarrollada en los mercados negros estuvo más bien controlada por las élites que sabían bien que Occidente despegara de la Edad Media hacia el humanismo, estarían en esa posición privilegiada de ofrecer a las masas la financiación “eterna”, y para ello nada mejor que el control de los estados públicos democráticos, ya que controlar monarquías no es tan fácil.

Controlar un rey, noble o emperador no tiene comparación a controlar un presidente demócrata que gobierna por cuatro años y al que el valor del capital de su nación no le importa en absoluto; ese en el mejor de los casos, siendo el peor el hecho de que la mayoría de presidentes del mundo tienen orígenes masónicos o iluministas.

Al menos el noble, que concibe el territorio como parte de su propiedad, se lo piensa dos veces antes de deteriorar el valor de su propiedad o capital a largo plazo, no hablemos ya de vender a su pueblo, a su sangre.

¿Cobrar interés malo?

El interés no es malo per se, al igual que no es malo el beneficio. Es la pérdida y el dispendio lo deplorable, no el ahorro. Ahorrar; hacer pan y venderlo con un beneficio en el mercado; roturar nuevas tierras para sacar unos sacos de producción extra; todas estas cosas no tienen por qué ser malas o malignas per se.

Lo realmente maligno es el intentar usar la mentira, la avaricia, la codicia y la perversidad para obtener poder y beneficios extras; no es lo mismo vender pan de manera honrada que siendo vendedor de pan, intentar influir en la legislación estatal para que el mismo estado instaure restricciones a la producción de mis competidores a sabiendas de que es un acto basado en la más pura codicia.

No es lo mismo tener ahorrados diez sacos de semillas y prestarlos a los que desean usarlos para producir que tener el monopolio del sector financiero e intentar instaurar mediante mentiras y coacciones un sistema de emisión de dinero ficticio con el beneplácito de los políticos (2) del sistema.

Lo triste del asunto es que la mayoría de las masas han “comprado” desde hace tiempo la doctrina defendida por aquellos que hacen uso de la usura verdadera, la doctrina del igualitarismo, de que todos tenemos el mismo derecho a disponer de la propiedad de otros por el mero hecho del número.

Nótese que la élite usurera que empuja el proceso sabe perfectamente que su propiedad está a salvo, pues tienen compradas todas las voluntades, y pagando un precio bien bajo además.

Preferencia temporal e interés

No está de más recordar la idea de la preferencia temporal, la cual fue estudiada profundamente por la escuela austriaca, y que nos dice algo que parece lógico: que los bienes presentes son más valorados que los bienes futuros; es decir, que el ser humano prefiere la satisfacción inmediata a la satisfacción futura, pues la futura es incierta (podemos «desaparecer» antes de ese futuro).

De aquí el hecho de que el interés sea el «precio» que remunere la abstención del consumo presente, o dicho de otra manera, sea el «precio» del ahorro.

Es obvio que el hecho de ahorrar atañe un sacrificio presente, así como el hecho de consumir o despilfarrar atañe un placer. No es casualidad que los socialistas de corazón sean aquellos más proclives al gasto presente y a demonizar a los «usureros» y capitalistas que tuvieron la mala costumbre e idea de ahorrar.

Estos procesos siempre acaban con la confiscación del ahorro y la prohibición estatal o religiosa moral de la «usura». Pero no es el interés lo que llevó a la ruina a la nación, sino el ánimo consumista de sus gentes que a la postre resultarán ser los que ponen el grito en el cielo.

Como hemos dicho, de esta dualidad y relación entre despilfarradores y ahorradores, se han percatado muchos a lo largo de la historia, y terminaron tomando el control de las instituciones de financiación a sabiendas de un comportamiento casi «matemático» de los comportamientos de las masas.

Usura y el engaño

Dicho ésto, hay un hecho ineludible.

Parece ser que hay una tendencia de aquellas almas más proclives a la codicia, el engaño y la lujuria hacia el tipo de actividades, digamos, financieras o no «productivas».

Parece ser que la mayoría de los hombres de bien se dedican a otras actividades productivas como la agricultura y la industria; dos actividades que son por natura anti estatales.

Así mismo, son estos últimos los responsables del ahorro de la sociedad. Los primeros se percatan de esto, y lo primero que hacen es ofrecer servicios de manejo de ese ahorro; siendo lo segundo el adueñarse de las cloacas del Estado para acabar corrompiendo el asunto y convertirse en puros alquimistas creadores de «riqueza» por decreto, tal y como son hoy en día aquellos que controlan secretamente los bancos centrales del mundo.

Parece ser que incluso aunque hombres de bien comiencen a ejercer servicios financieros, la naturaleza de la actividad (y de la mayoría de las actividades de servicios) hace que eventualmente, avancen en la misma aquellos que tienen menos escrúpulos y que acaben corrompiéndose totalmente, hasta el punto de vender sus almas a Mammón, literalmente. Y Mammón funciona mejor controlando los resortes del poder, y no hay poder más absoluto y totalitario que el Estado público, o el igualitarismo.

Podemos decir que lo verdaderamente usurero es la acción del Estado igualitario y aquellos que lo manipulan.

Si quisiéramos eliminar las prácticas usureras y de beneficios obscenos (corruptos) de ciertos actores, primero deberíamos renunciar a ser socialistas; y eso es algo a lo que las masas no están dispuestas a día de hoy.

El socialismo, a pesar de sus promesas, no es el camino a la salvación. El júbilo no se consigue mediante el materialismo, menos aún por el materialismo socialista.

Es el Estado público el que hay que extirpar, no el interés. Una vez extirpado el primero, el segundo tomará el camino correcto y no habrá más usura.

Pero claro, eso es algo que solo puede ser conseguido en otro mundo, no éste.

 

(1)   De otra manera el sistema económico hubiera colapsado o acabado en una economía tan “eficiente” como la soviética, de modo que nunca podría haber llevado una guerra como llevó contra sus numerosos enemigos.

(2)  La mayoría de esos políticos demócratas desde la instauración de la democracia son masones e iluministas totalmente cómplices de las élites financieras mundiales.