La psiquiatría: la pseudociencia criminal

Al menos la parapsicología no causa daño a los niños ni a casi nadie. Se queda en cosa de cuatro aficionados al mundo de lo esotérico. Pero ¿la psiquiatría? Esa es otra historia.

La mayoría de los artículos en los periódicos y revistas oficiales claman a los cuatro vientos las maravillas de la investigación psicofarmacológica para la cura y tratamiento de los problemas infantiles de aprendizaje, de los problemas emocionales y de las “discapacidades”.

¡Qué bien suena esto!

¿Quién se puede negar ante tal acto de bondad hacia los más indefensos? Nadie. Y el que lo haga es un desalmado.

Por supuesto detrás de esto están el Estado y las farmacéuticas. Corrupción al más alto nivel.

La estafa de la psiquiatría

¿Pensamos que el consumo de drogas que son profundamente adictivas, es sano?

¿O es que alguien cree que las drogas de la industria psiquiátrica no son terriblemente adictivas?

Que les pregunten a los millones de personas que toman estas pastillas si pueden dejar de tomarlas. En muchos casos te contestarán que lo han intentado pero no han podido. En la mayoría de los demás casos el enganche es tal que ni siquiera se les pasa por la cabeza dejar de tomar susodichos productos.

En cuanto al término científico. Bueno, es un tema peliagudo.

Si tenemos en cuenta el un diccionario científico podremos encontrar que la palabra ciencia implica cosas como “sistemático; exacto; preciso”.

Ninguno de esos términos se puede aplicar a la “ciencia” de la psiquiatría. ¿No es, por lo tanto, una pseudociencia?

El problema es que el neo-lenguaje se ha introducido hasta las entrañas de la sociedad actual. Y las entrañas de la sociedad actual es el Estado.

Este es el mismo que en el fondo acepta estos desbarajustes. Y el Estado somos todos.

Todo esto forma parte de un proceso disgénico y criminal que viene en marcha desde hace al menos 50 o 60 años coincidiendo con el crecimiento masivo de los estados en Occidente.

Psiquiatría la estafa siniestra

Las multinacionales farmacéuticas en este sentido no vienen a ser otra cosa que apéndices del Estado. El uno y las otras son lo mismo.

En el Estado los sicofantes de las ingenierías sociales (en las que se incluyen la psiquiatría y la psicología) tienen el mando cogido por la sartén. Aferrados a sus puestos en las parcelas públicas no van a dejar de promocionar la supuesta verdad de que la psiquiatría es una ciencia.

Por otro lado, las multinacionales se han unido a este lobby para sacar tajada a corto plazo. Se benefician los unos y los otros. Aquí quien sale perdiendo son los individuos inocentes.

El camino al Lysenkismo parece imparable. Un estado casi totalitario con tantas normativas que sea imposible la implantación de ninguna actividad privada ni de disidencia.

La única actividad privada posible será la de las grandes multinacionales que mano a mano con el Estado habrán creado tales regulaciones para quedarse solas en el mercado. Ese es probablemente el futuro cercano que nos espera.

En ese futuro no es de extrañar que cuando los psicofantes tengan el poder total habrá una dispensación masiva de pastillas de la felicidad y el progreso o como quiera que lo llamen. Algo así como “Un mundo feliz”, el libro de Huxley.

La predicción de Huxley

En la biografía de George Orwell escrita por Jeffrey Myeres, este cita que Aldous Huxley escribió a Orwell luego de la publicación de “1984”.

Al parecer Huxley le dijo que no creía que un totalitarismo de carácter duro sería el camino escogido para el futuro. En su lugar, creía que un totalitarismo de carácter sibilino y suave sería el resultado final.

“En la próxima generación, creo que los líderes mundiales se darán cuenta que el condicionamiento infantil y la narcohipnosis son, como instrumentos gubernamentales, más eficientes que las prisiones”

La profética visión de Huxley parece que se ha hecho realidad o está en vías de realizarse por completo.

Los esfuerzos de los departamentos gubernamentales dominados por los psiquiatras y demás ingenieros sociales, no dejan de empujar para que ello sea así.

El número de adultos tomando todo tipo de “venenos” oficiales es alarmante; así como el crecimiento en el consumo. Pero más alarmante es la carrera para “drogar” legalmente a los niños de nuestras sociedades.

TDAH en niños

El trastorno por déficit de atención por hiperactividad (TDAH) elaborado por los psicópatas no es otra cosa que el comportamiento normal de unos niños que se encuentran perdidos en esta sociedad corrupta.

Si eres un niño fuera de lo normal, algo impulsivo (comportamiento normal en los niños; sobre todo los más inteligentes) e inquieto y vives en los EEUU estás jodido. Te van a drogar de por vida. A sedar para que seas un buen rumiante de por vida.

Un ser vegetal que no cause peligro al Estado y a su proyecto disgénico.

En 1987, los psiquiatras de los EEUU votaron a favor de la diagnosis de TDAH. De esta manera a una lista de comportamientos considerados previamente como normales se le dio tratamiento de patológicos desde un punto de vista científico. Y todo corroborado por el Estado y sus psicofantes.

Un nuevo nombre para la hiperkinesis surgió.

Como resultado en el año siguiente se identificaron 500.000 niños con este desorden y se comenzó el tratamiento preceptivo con las drogas oficiales del sistema (el soma de Huxley en sus comienzos).

La lucha de Peter Breggin

Breggin es un psiquiatra americano que contra fuerza y marea lleva luchando más de veinte años para intentar exponer la verdad sobre el tema.

Uno de los puntos más curiosos de sus libros es la referencia a que es precisamente los niños más inteligentes, brillantes e independientes aquellos que son diagnosticados y tratados.

Breggin continúa su campaña contra el sistema impuesto en lo que él llama “la guerra contra los niños”.

Según Breggin, el tratamiento con este tipo de drogas produce mayor docilidad en los niños o cualquier animal sin haber mejorado su conducta ni su rendimiento.

Yo no tengo ninguna duda: el objetivo del sistema es el amansamiento de las masas y la conversión de las sociedades a un Nuevo Orden Mundial de masas domesticadas.

Lo más lamentable de todo es que no se ha podido encontrar ninguna anormalidad en los cuerpos de los niños diagnosticados. Ni con rayos X, ni con escáner cerebral, ni con análisis de sangre u orina, ni con biopsias. Nada de nada. Esto es reconocido por la misma compañía Novartis, la cual fabrica el famoso estimulante Ritalin:

“La etiología específica de este síndrome es desconocida, y no existe aún ningún test de diagnóstico”.

¡Genial!

Los lacayos de Novartis no se atreven a afirmar en sus prospectos la palabra “enfermedad” para describir el comportamiento de los niños que no prestan atención en el sistema educativo.

Lo llaman “síndrome”.

Su extraña etiología sugiere, según Breggin, un problema psicosocial más que médico.

En los manuales de la Asociación Americana de Psiquiatras se admite que los test de laboratorio no pueden diagnosticar el famoso TDAH.

Ritalin como veneno

El fármaco Ritalin fue sintetizado en los años 1950. La epidemia de hiperactividad creció de 150.000 a 5 millones de niños entre los años 1970 y 1997.

Se estima que a principios de este siglo unos 7 millones de niños toman Ritalin y otras drogas lícitas en los EEUU y Canadá. El consumo es muy importante también en Australia y Nueva Zelanda. En Europa es comparativamente bajo pero está subiendo.

No cabe duda de que las fuerzas del sistema ven en Europa el siguiente campo de batalla para la introducción masiva de estos venenos. Luego, ya vendrá el resto del mundo.

Ni que decir que todos los institutos nacionales de salud mental y las asociaciones de psiquiatras del mundo están promoviendo estos tratamientos.

La sustancia activa del Ritalin es el metilfenidato. La famosa DEA americana (Drug Enforcment Administration) ha reportado que los efectos del metilfenidato están a medio camino entre la cocaína y las metanfetaminas.

También ha dicho que el abuso de esta droga produce consecuencias médicas muy serias, incluidas la muerte. Conociendo el tema no es de extrañar que desde instancias superiores se le obligue a la DEA la retirada de dichas afirmaciones. No se pueden permitir incongruencias de las agencias estatales.

En este caso como tratan de temas diferentes no están coordinadas ni se dan cuenta. Y creo que ni falta que les hace. Tienen el poder agarrado de tal manera que les da igual.

Fred Baughman

Fred Baughman, un conocido neurólogo americano ha contactado durante años a muchos médicos preguntándoles que donde existen publicaciones oficiales donde se demuestre que el TDAH es una enfermedad que tenga los criterios Virchowianos de enfermedades comunes.

Nunca obtuvo respuesta. Y con razón, pues no existe respuesta para dicha pregunta o mejor dicho la respuesta sería “no existen tales publicaciones”

Baughman expone el terrible hecho de que hoy día en los EEUU, los psiquiatras, psicólogos, pedagogos, educadores, profesores, directores, etcétera no dejan de repetir a los padres que los niños con “problemas” de hiperactividad no pueden aprender. Y que no les será permitido ir al sistema educativo a no ser que tomen algún ansiolítico u otras drogas del sistema.

De hecho el sistema judicial americano favorece de manera sistemática el posicionamiento del sistema.

Los padres no pueden escapar a la trampa. Si tu hijo es inteligente y activo no hay manera de escapar del matrix que se está montando. Te lo van a drogar quieras o no. Dentro de poco no habrá posibilidad de negarse.

Hace 80 años solo había un puñado de enfermedades mentales en las escuelas de medicina. Hoy en día hay más de 300 y subiendo. Cada año se descubren varias nuevas.

Entre las ansias de negocio de unos (farmacéuticas) y las ansias de ingeniería social y poder de otros (los médicos) no hay fuerza que se resista. Bueno sí, las fuerzas de la naturaleza. Pero esa es otra historia que no concierne aquí.

La psiquiatría y su carácter de pseudociencia

Según Thomas Szasz la contribución de la psiquiatría hacia el Poder hoy día es similar a la contribución de la Iglesia en épocas lejanas.

La psiquiatría es una de los mayores justificantes en la implatación del Poder estatal en nuestra así llamada era secular. Es uno de los mayores, y quizás el mayor, defensor del Poder Estatal y su ascenso.

Por supuesto el trabajo de Szasz le llevó a ser considerado un paria en su campo.

Ese es el precio que hay que pagar por transmitir la verdad. Que te quedas fuera del sistema y todos tus amigos (los cuales están vendidos al Estado) te abandonan.

Ninguno se atreve a decir la verdad porque perderían su trabajo y sus beneficios con las farmacéuticas. De ahí su defensa atroz sobre su profesión.

“Etiquetar a un niño enfermo mental es estigmatización, no un diagnóstico. Darle al niño una droga psiquiátrica es envenenamiento, no un tratamiento”

T. Szasz

Críticas a la psiquiatría

De acuerdo con Ron Leifer, hay cuatro críticas de la psiquiatría: el concepto de Szasz y crítica lógica de la idea de enfermedad mental; la misma idea de Leifer sobre el control social a través de la psiquiatría; la evaluación médica de Breggin sobre el daño cerebral que producen las drogas, electroshocks y lobotomías y por último las críticas de aquellos que han sido dañados por esta ciencia de la psiquiatría.

El análisis lógico de cualquiera de las anteriores nos valdría para desestimar la profesión y mandarla al cubo de la basura.

Pero además de los cuatro anteriores hay una quinta crítica, la cual es basada en la evaluación científica de la psiquiatría; la cual intenta atacar a la psiquiatría en su misma base teórica.

Uno de los puntos donde, por ejemplo, se basan los proponentes de esta evaluación es el hecho de que en los países pobres, donde existen pocas drogas psiquiátricas, entre las cuales los neurolépticos, hay más éxito en el tratamiento de los problemas psicóticos.

A pesar de todo lo dicho, todas las campañas publicitarias del mundo y el hecho de que los psiquiatras controlen todos los órganos estatales (y por tanto de la sanidad pública general) de sanidad, todavía no se ha podido demostrar la causa biológica de las enfermedades listadas en el Manual de Trastornos Mentales americano.

Si se reconoce que la causa de los trastornos mentales no es somatogénico (originado en los tejidos corporales)  sino psicogénico (originado en la mente) entonces el objeto de las enfermedades mentales no debería pertenecer a la ciencia médica sino a la psicología.

La editora del American Journal of Psychiatry, el más influyente jornal de psiquiatría en los EEUU reconoció en “Brave New Brain”, un libro publicado en el 2001, que:

–         No se ha encontrado ninguna patología fisiológica detrás de los problemas mentales.

–         No se han encontrado desequilibrios químicos en aquellos diagnosticados con enfermedades mentales.

–         No se han encontrado genes responsables para estas enfermedades.

–         No hay ni un solo test de laboratorio que determine si alguien está enfermo o no.

–         Algunas enfermedades mentales pueden ser psicosociales en su origen.

¿Qué más quieren?

¿Puede demostrar la biopsiquiatría algo de esto?

¿Puede demostrar la parapsicología todas las cosas que dice que existen?

¿Pueden los burros volar?

Y no, esperar a que los burros vuelen en un futuro no prueba que estos puedan volar.

La psiquiatría se basa en algo parecido. “Algún día se descubrirán las causas fisiológicas. Mientras tanto tenemos que tomar manos en el asunto. No podemos dejar en las manos de las masas su salud mental. Nosotros a través del Estado tenemos que cuidar por la salud mental de los ciudadanos”.

Este viene a ser el pensamiento de los psicofantes.

Ingeniería social de estilo soviético. Las bases para el futuro Lisenkismo que está por venir en Occidente.

Neurología, psiquiatría y Popper.

La neurología trata sobre la auténtica biología cerebral. ¿sobre qué trata la psiquiatría?

Popper, en su obra “La lógica del descubrimiento científico” nos dice que la diferencia entre ciencia y pseudociencia radica en el poder de refutación de una hipótesis. En la psiquiatría tenemos el hecho de que no podemos refutar ninguna de sus “enfermedades mentales”.

Según el método popperiano, ante la idea de la necesidad de un medicamento para restaurar el desequilibrio químico cerebral de un esquizofrénico, se harían las siguientes preguntas:

¿Qué es un desequilibrio químico cerebral?

¿Cómo se reconoce dicho desequilibrio y qué test son usados para hacerlo?

¿Qué pruebas se pueden presentar para demostrar que dicho desequilibrio haya sido curado después del tratamiento con los medicamentos prescritos?

Ningún psiquiatra puede responder satisfactoriamente a estas preguntas por razones ya explicadas más atrás.

No hay pruebas físicas o científicas, solo suposiciones.

Psiquiatras o neurólogos

A diferencia de los neurólogos, quienes pueden demostrar la presencia de microorganismos patógenos por ejemplo; los psiquiatras reconocen que no pueden demostrar la presencia de ningún marcador bioquímico.

Lo que dicen los psiquiatras tras tanto tiempo de existencia de la profesión es que la etiología médica, por decir una, de la esquizofrenia es desconocida.

La psiquiatría va en dirección contraria a la ciencia.

Primero reclama la existencia de una supuesta enfermedad mental, X, y luego no puede demostrarla fisiológicamente de ninguna manera.

¿Esto qué es entonces?

Como dijo un psiquiatra una vez en el Washington Post:

Los diagnósticos psiquiátricos son descriptivos, realmente no entendemos los trastornos desde un punto de vista biológico.

Uno podría tener algo de confianza en la profesión y su dogma si al menos alguno de las cerca de 400 enfermedades mentales pudieran ser probadas desde un punto de vista biológico o científico. Aunque aquí se nos dice que todos, y repito, la totalidad de esas enfermedades misteriosas son de etiología desconocida.

Psiquiatría dictatorial

Pues sí, esto es lo que hay, y si no te gusta te recetamos una pastilla.

No sería de extrañar que cuando sea instaurado el estado semisoviético que viene en ciernes, los disidentes seamos enviados a centros de reeducación para ser educados mediante la ingesta de pastillas de todo tipo.

Ya saben, para tenernos callados sin necesidad de liquidarnos; que quedaría más feo.

En la mayoría de estos casos no hay más que problemas psicológicos y traumas causados por algún detonante, ya sea la familia o experiencias traumáticas en la sociedad (y de estas cada vez hay más; no es de extrañar en una sociedad dirigida por psicópatas).

No obstante, esos traumas son rechazados de pleno por la psiquiatría.

Las causas de esas “enfermedades” serán descubiertas en el futuro, y son indudablemente biológicas. Es solo cuestión de tiempo que sean probadas.

No se puede refutar algo que no es científico evidentemente. Su hipótesis es no falsable; no hay nada que probar pues esas causas “serán descubiertas algún día”.

Mientras tenemos que confiar en el criterio de las señorías, tomar tranquimazin y quedarnos zumbados de por vida. Así menos vamos a cuestionar.

Ese es el objetivo.

Una vez consigan su sistema totalitario y logren prescribir “tranquimazines” a toda la sociedad, ¿Quién se va a quejar?

Referencias

En castellano:

http://biopsiquiatria.wordpress.com/2009/05/16/seudo/ ¿Por qué la siquiatría es una falsa ciencia?

En inglés:

http://www.cchrint.org/

http://www.breggin.com/

http://www.szasz.com/

http://chechar.wordpress.com/2012/01/13/unfalsifiability-in-psychiatry-and-licit-drugging-of-white-children-2/

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